ICONOGRAFIA DEL CASTILLO, LA CERAMICA

    Uno de los restos arqueológicos  que más valoran los estudiosos de la arqueologia es la cerámica y es que, el hombre  desde hace más de siete mil años, empezo a experimentar con el barro y con en fuego consiguiendo con ello recipientes duraderos y no efímeros como podían ser los recipientes de fibras naturales. El estudio de la evolucion de la cerámica  y su cronología, ha hecho que ésta sirva como elemento de datación  temporal, cuando aparece en las excavaciones, lo que ocurre con inusitada frecuencia. Quizás en el futuro lejano, las ceramicas  vajillas actuales de uso cotidiano, también sirvan para datar nuestra época.

    Traemos en esta entrada, varias ceramicas esmaltadas que tienen como motivo el castillo de Guadamur. La  primera representación cerámica del castillo de Guadamur, conocida,  fue adquirida por el Sr. Gascón en el rastro madrileño a finales de los años cincuenta o comienzos de los años sesenta del pasado siglo.Sus medidas aproximadas son 12 x 12 cm, se trata de un azulejo enmarcado en un marco de chapa.. El ceramista, desconocido, tomó la imagen , posiblemente de unas láminas escolares de dibujo, que circulaban  entonces por los colegios y a su vez,  el autor de esta lámina, se inspiró en el clásico grabado de Parcerisa de mediados del siglo XIX.

Interesante plato de cerámica con la vista del castillo con la ténica de cuerda seca, elaborado en Toledo.

La técnica de la cuerda seca tiene su origen en la España del Califato Omeya, consiste en dibujar con una mezcla de manganeso y aceite de linaza o aceite de oliva frito, trazos cerrados, que  quedan en relieve y que se rellenan con el esmalte cerámico, al cocerse la pieza en el horno,  los trazos del dibujo pierden el relieve, quedando como simple dibujo, pero los esmaltes ganan volumen quedando la pieza con un efecto de almohadillado.

Esta interesante pieza cerámica fue creada por  Don Vicente Quismondo Briones nacido en Layos en 1903 y muerto en Toledo en 1980 , importante ceramista toledano de mediados del siglo pasado. Discípulo en la Escuela de Artes de Toledo, de otro gran ceramista Don Sebastián Aguado Portillo. El origen de la pieza , procede del encargo que hicieron a mediados de los años sesenta Don Paulino Gutiérrez, Don Celestino del Valle y Pedro Alonso Cosentino, socios de la primera tienta de antigüedades de Guadamur . De ese encargo procede también el plato con el antiguo escudo municipal de la localidad y otro con lacería mudéjar. El taller de Quismondo fabricó además, buena parte de los azulejos, de cuerda seca también, que adornan el zocalo de la iglesia parroquial que se colocaron durante las obras de restauración de los años ochenta.

La vista del castillo está tomada de la postal del castillo denominada de “Brazato”, llamada así por posar en esta vista el famoso perro del castillo llamado Brazato.



Dicho ceramista tenía su taller en el barrio toledano de San Miguel y dejó bellas obras como el panel cerámico de la Virgen de la Paz.

Imagen de la Virgen de la Paz, tal como era, cuando fue traida desde la Catedral, donde se la veneraba, a la Parroquia de San Andrés, en el año 1496, teniéndosela desde entonces como Patrona de esta Barriada. Es la leyenda que pone en la cerámica

Esta otra pieza , es un poco más moderna , ya que procede de los primeros años de la década de los noventa. Tiene su origen en el encargo, que las hermandades del Cristo de la Piedad y de Nuestra Señora de la Natividad hicieron al ceramista Gonzalez de la Cal, con taller en el Polígono Industrial de Toledo pero con origen en Puente del Arzobispo. Por aquellos años, uno de los principales focos de financiación de la fiesta, eran las quínolas o casetas de sorteos con cartas, en las que los premios fundamentales eran distintos objetos de cerámica de tipo Talavera y Puente del Arzobispo. Para que estas piezas fueran más atractivas se procuro personalizar los platos , recurriendose a la imagen del castillo, con la famosa postal de Brazato, la pintura cerámica de las piezas, se hizo entonces con medios mecánicos, para abaratarla. Esta nueva técnica, innovadora entonces, consistía en pegar una pegatina en el plato, en crudo, estampada con esmaltes cerámicos, que al cocerse el plato, los esmaltes se fundían en la pieza, como si se hubiese pintado a mano.



Con esta misma técnica, se hicieron por entonces los baldosines con la imagen de Nuestra Señora de la Natividad que esta cofradía regaló en el ofrecimiento de la Virgen por aquellos años

Mucho más importante por la calidad y la escasez, es el panel cerámico enmarcado, con la vista del castillo desde el Noroeste. Esta pieza no es una excepción y también sirvió de modelo una postal, en este caso más moderna. Postal editada en los años ochenta que se vendió durante años en la droguería y el estanco. La técnica es cerámica a mano con colores lisos, fue creada en el taller de González de la Cal, la misma empresa que fabricaba la cerámica para la quínola.

      De más reciente creación, es el plato procedente de la colección de nuestro amigo Jorge Gascón Rodriguez, al cual agradecemos las facilidades que nos da para ilustrar y documentar  entradas de este blog.  Este  plato de coleccionista, perteneciente a una serie de Castillos Medievales Españoles de edición limitada, se inspira también en la postal de Brazato y el dibujo original fue hecho por Raul Capitan Blanchart, expresaente para esta colección.

 Se de la existencia de otra representación del castillo en cerámica. Se trata de una gran anfora de Talavera que tiene pintada en su panza una bella imagen del castillo. El taller de esta cerámica  es el de Don Juan Ruiz de Luna Rojas, célebre ceramista talaveraro, del cual soy familia lejana, ya que, Don Juan Ruiz era primo de mi abuela materna Paulina Ruiz, ambos naturales del pueblo de Noez. El ánfora se encuentra en el Gobierno Civil de Toledo y sitio tan delicado, para entrar con una cámara, me ha frenado  por ahora, el intentar fotografiar dicha ánfora.