Tras la restauración
estructural del castillo que tuvo que
realizarse en los primeros años de la década de los noventa, siendo propietario
Don Carlos Morenés y Tord Baron de las Cuatro
Torres y conde de Asalto, consorte, este se dedica a intentar ampliar los terreros de
la parcela del castillo. Ya en el contrato de compra del edificio y su parcela el
4 de mayo de 1887 a los vecinos de
Guadamur José Guillermo Sánchez, Apolinar Rodríguez y al vecino de Gálvez
Ildefonso Bejerano Vázquez, no se delimita la extensión superficial de dicha
parcela pues se desconocía y como linderos se habla de varios vecinos de
Guadamur y de la Ermita de la Natividad. Hasta principios del siglo XIX la
parcela del castillo estaba delimitada en su parte sur, oeste y norte por dos caminos.
El camino del Carril, continuación de la Calle de la Natividad que la lindaba por
el sur y por el oeste y el camino que salía al Camino de Toledo, o Calle de
Ayala hoy Calle de Jorge Manrique que lo
hacía por su parte norte. Por el Este la parcela tenía una cierta amplitud y era
frontera con fincas rusticas de varios vecinos de la localidad, entre ellos
Manuel Moreno, Emilio Morales, Amalio Rodriguez, Jesús Alonso y Apolinar Díaz.
Aunque el castillo se había
construido en el siglo XV a un tiro de ballesta de la plaza y de la nueva
iglesia, con el paso de los años el crecimiento del pueblo se había hecho
también hacia el castillo y algunas de sus viviendas estaban ya relativamente próximas
ya a este. Incluso a mediados del siglo XIX el ayuntamiento ante la inhibición de
la diputación provincial, había construido, en las proximidades del castillo, dos
corrales municipales para ganado dentro de la parcela de la fortaleza
ubicados entre la calle de la Natividad y el castillo, corrales que invaden el foso
e incluso utilizan el cubillo noroeste para encerrar reses.
Con
el transcurso de los años estos corrales pasaron a manos particulares en
concreto a una rama de la familia Patiño. Existían además en las proximidades
algunas pequeñas parcelas con viviendas construidas
no sabemos cuándo.
Al intentar
recuperar estos terrenos próximos al pueblo y adquirir algunos otros por el Este,
el conde pide a su guarda le especifique de quien son esas las parcelas. Don
Carlos Morenés había nombrado como guarda del castillo a un albañil de Guadamur
Pedro Gutierrez, con la finalidad de que éste, además de cumplir con finalidad
de guardés, se ocupase en terminar la restauración, la construcción de dependencias
anexas, hiciera la pared o cercado de
delimitación de la propiedad y ejerciese también de jardinero. El
guardes envía a Don Carlos el siguiente plano
con la especificación de las parcelas que existen por la parte del
pueblo y sus propietarios:
PETICIÓN DE PERMISO A LA DIPUTACIÓN PARA CONSTRUIR UN CORRAL PARA EL GANADO EN EL FOSO DEL CASTILLO.
Andrés Sánchez,
secretario del Ayuntamiento Constitucional de esta villa de Guadamur del que
es Alcalde Presidente D. Domingo de la Cruz Figueroa.
CERTIFICO
, que en el libro de actas que lleva el mismo hay
una que dice así:
ACTA
: En la villa de Guadamur a quince de marzo de mis ochocientos sesenta y
ochos, reunidos los señores D. Domingo de la Cruz, alcalde
presidente, D. Jacinto Alonso teniente de alcalde, D. Facundo Morales, D.
Pedro de Diego, D. Andrés Rodríguez, D. Eugenio González y D.
Eusebio Morales regidores en sus casas de Ayuntamiento el Sr.
Presidente declaró abierta la sesión y por D. Eusebio Morales regidor síndico
se manifestó: que muchos vecinos de esta villa le han hablado
sobre la conveniencia y necesidad de que se construyan dos corrales de
concejos pues de este modo se podrán encerrar con separación los ganados que
se aprehendan haciendo daños y se evitarían muchos en la propiedad, en razón
a que no le e posible al guarda rural del término denunciar todos los que se
encuentren abandonados bien por no conocer a quien
pertenecen o bien porque sus dueños le ocultan la propiedad
que tienen sobre el ganado aprehendido fiados en que el guarda no tiene donde
encerrarlos y los tiene que dejar para que después se vayan en casas de sus
dueños o nuevamente a la siembre y posesiones a hacer daño
quedando por consiguiente sin castigo alguno. La construcción de dichos
corrales, el dicente, la considera necesaria y de urgente necesidad en el día
y más en cuanto se establezca la guardería rural que con
probabilidad los que se designen a este distrito serán forasteros
y no conocerán ni los ganados dañadores ni las propiedades en que los hagan y
por estos motivos no podrán denunciar ningún ganado por mucho que aprehendan
haciendo daños, porque …….no conocerlos no tiene donde encerrarlos. Por las
razones expuestas invita a la Corporación municipal acuerde la construcción
de expresados corrales aun cuando sea en el foso del
Castillo donde Santiago Manrique le ha ofrecido hacerlos por veinte escudos y
el solar que arrinconado existe en esta población y su calle del
Prado. La Corporación Municipal vista la justa pretensión del procurador
síndico y la necesidad de construir los corrales del concejo acuerda de pedir
autorización al señor Gobernador para ceder el terreno que existe
arrinconado en la calle del Prado, al Santiago Manrique para
edificar una casa en el concepto de que por esto se han de
construir indicados corrales por cantidad de veinte escudos en la forma que
le señala el ayuntamiento y como para esto pudieran destinarse nueve escudos
que Juan Sánchez de este vecindario ofrece por un solar inservible junto al
Castillo se pide también autorización al Sr. Gobernador para hacer esta
cesión y utilizar a este objeto los nueve escudos con más los once restantes
que faltan de las economías que resultan en el ejercicio del actual
presupuesto municipal. Así lo dijeron y firman expresados señores de que yo
el secretario certifico. Siguen las firmas.
Y
para que conste de orden del Sr. Alcalde y con su Visto Bueno
pongo la presente que firman en Guadamur
|
Iniciadas las negociaciones, puede adquirir mediante compra
las parcelas que poseían Saturnino, el zapatero y Julián Patiño, sin embrago
Justo Patino Santos, propietario de la parcela que invade el foso y que incluso había ocupado uno de los cubillos se
niega a venderla. Por ello Carlos Morenés comienza pleito judicial que Justo
Patiño pierde y de esta forma el conde consigue dejar el castillo exento, sin
ninguna propiedad extraña en las inmediaciones de sus muros.
Seguidamente,
con la misión intentar ampliar su
propiedad por el oeste y adquirir las parceles y viviendas de lo que era
entonces la calle Ayala, solicita
nuevamente a su sirviente Pedro
Gutierrez un segundo plano con la especificación de los propietarios de estas:
Esta vez tiene menos éxito ya que por el O. en las
inmediaciones del pueblo y de la calle Ayala, sólo consigue comprar las
parcelas de herederos de Facundo Morales, las otras parcelas todas ellas con
viviendas pertenecientes a Felipe Moreno, Celedonio Espinosa, Lorenzo de Blas y
Jesús Martínez siguen en manos de sus propietarios.
El plano específica además en la
zona unas cuadras, que fueron construidas por el conde para acoger a sus caballos y dos coches que poseía en la localidad, uno de ellos una tartana cubierta con capota y cortinas y otro abierto
de verano. También nos muestra el plano las dependencias de un convento, lugar en el que posteriormente se edificaría el salón de la catequesis
parroquial. No se tienen ninguna otra noticia de un convento en Guadamur, pero
a manera de hipótesis queremos pensar que el propio conde edificase este
modesto convento y lo ofreciese a alguna orden monástica para que atendieran el
culto religioso de la capilla del castillo.
Por el oeste tenían fincas rusticas los vecinos de Guadamur
ya citados: Manuel Moreno, Emilio
Morales, Amalio Rodriguez, Jesús Alonso y Apolinar Díaz. pero el conde no
consigue que le vendan ninguna parcela más.
Una vez definida la propiedad, el conde acomete la
ordenación de la parcela y el ajardinado para lo cual elabora el siguiente
plano trazando calles y paseos en torno a una gran rotonda. Proyecta cuatro
puertas para cubrir las necesidades del castillo. Al camino del Carril abre dos
puertas unas en las inmediaciones de la
ermita y otra de hierro también, enmarcada por dos cubillos de fábrica en el extremo
E. de la finca con salida al camino del
Carril.
El 30 de abril de 1890, el propio conde presenta en Madrid,
ante la Comisión de Evaluación y repartimiento de la Contribución Territorial
la declaración del castillo y su cercado. La finca rustica , según declara se
trata de una tierra de secano con 2 fanegas de segunda calidad y 16 de tercera
calidad que junto a la fanega que ocupa
el castillo con su foso y glacis hacen un total de 19,35 fanegas, lo que
equivalía a 10 hectáreas 79 áreas y 82 centiáreas.
La construcción de la cerca la efectúa entre los años 1892
al 1896 el guardes sacando piedra para el zócalo de la pared del propio foso
del castillo. El foso aunque no estaba cegado del todo contenía una gran
cantidad de piedras procedentes del derrumbe de parte de la barbacana y de la
voladura que hicieron los franceses de Napoleón del cubillo del Norte. También
se desempedró para este fin las piedras de la llamada era del castillo. Cuando
esta piedra se acaba, por medio de pequeña voladuras se extrae piedra en la
propia parcela al lado del Camino del Carril , en la zona denominada desde el
siglo XV, Las Peñas de la Magdalena.
Para el riego de los jardines en los primeros años, en el pozo cercano a la ermita se
instaló un molino de viento que mandaba el agua aun deposito construido en la
proximidad al lado de la puerta que sale a al cerro de la ermita, una de las
cotas más elevadas del cercado. Dicho molino, cuando soplaba el viento, era
bastante efectivo, según las palabras del guardés:
El molino marcha divinamente,
el día cinco en tres horas apuró el pozo si hubiera tenido agua saca dos
depósitos o más. El aire era de solano y continuo, se quitaban las penas verle
marchar.
Con el paso de los años los propietarios abrieron nuevos
pozos, quizás por agotamiento del pozo
de la ermita, uno de ellos que tuvo también molino de viento para sacar el agua
estaba ubicado en el centro de la propiedad en una vaguada natural.
La plantación de árboles se hizo con dos fines la
delimitación de caminos o para la formación de arboledas. Las variedades más
corrientes fueron las siguientes: Acacias
de las cuales se plantó una arboleda en la zona próxima a la ermita,
moreras y álamos negros , alternaron en la delimitación de las calles con aligustre
y ebonibus . Pocos años después en la gran rotonda se plantó una abundante
arboleda de pinos romanos de los cuales han sobrevivido algunos.
LAS CALLES Y SUS
NOMBRES
Todavía en 1945 se notaban los trazados del jardín, inaugurado medio siglo antes |
Calle de la Mora.-
Hace referencia a la leyenda de La Mora del Castillo. Cuando viene el conde a
Guadamur se integra en la vida social del pueblo buscando en la localidad las
personas que trabajen para él. Llegó a tener más de una veintena de empleados
entre el castillo, la Fábrica de Harinas San Antonio y las fincas que compró.
Seguramente estas personas son los que le trasmiten esta leyenda.
Calle de las Artes.-
Es la más próxima al pueblo tiene un carácter genérico y quizás puso este
nombre al considerarse un verdadero mecenas de las artes, no solo por restaurar
el castillo. Hay que recordar que fue el verdadero impulsor de la restauración
del Monasterio de Poblet incluso aportando cantidades de su propio bolsillo.
Calle de Lopez de
Ayala.- Es la que se dirige al puente levadizo y hace alusión a la familia que levanta el
castillo.
Calle de
Fuensalida.- La calle más angosta por estar encajonada entre el foso y la calle
municipal de La Natividad. Tiene su nombre porque los Lopez de Ayala, nada más
terminar el castillo consiguieron de Enrique IV el título de Condes de
Fuensalida, pues era en esa villa en donde tenían también la buena parte de su
mayorazgo.
Calle del Castillo 1923 |
Calle del Castillo.-
Es la calle que lo bordea desde saliente a poniente. Posiblemente ya existía
con este nombre como camino antes de que se cercara el castillo y servía para
comunicar el barrio de la ermita con el barrio de San Antón por detrás del
castillo.
El castillo desde el Paseo de las Acacias, vemos que en 1923 también se habían plantado eucaliptos |
Paseo de las
Acacias.- Ubicado entre el castillo y la ermita de la Natividad, ocupó el
espacio de la antigua era empedrada denominada del Castillo.
Calle de las Peñas
de la Magdalena.- Transcurría
paralela al camino del Carril, y debe su nombre a que en el lugar hay algunos
afloramientos rocosos o peñas y Magdalena nos recuerda que antes de construirse
la actual iglesia, en torno al año 1470, la ermita de la Natividad era la
iglesia parroquial dedicada también a Santa María Magdalena.
Calle de Toledo.-
Es la que se dirige a la puerta que da
al camino del Carril. A finales del
siglo XIX este era el camino más
utilizado por los carruajes para salir a la carretera de Toledo.
Fotografía del pinar en sus primeros años
|
Calle de Carlos
Costa.- La calle define el final de la propiedad, lindante con los terrenos
de secano de vecinos de la localidad que ya hemos citado. En la documentación
del Conde figura un Carlos Costa, vecino de Toledo que parece ser administrador
de Don Carlos Morenés.
Calle de San
Carlos.- Con esta calle ubicada cerca del camino de Toledo se terminaba por
contornear toda la propiedad del castillo.
Calle de Guarrazar.-
Los condes y especialmente el Conde de Cedillo, yerno de Don Carlos, conocían
la importancia del lugar y del tesoro y denominan así a una pequeña calle en
dirección al camino de Toledo.
Cañada del Cerro de
la Horca.- Esta calle atravesaba la gran rotonda que se plantó con una buena
cantidad de pinos romanos de los cuales
se conservan algunos buenos ejemplares. Aquí se recurre a la denominación de
cañada, que como todos sabemos es un camino ganadero, orientándose hacia el
Cerro de la Horca, en donde Don Pedro Lopez de Ayala I Conde de Fuensalida levantó este patíbulo para demostrar que era
poseedor de la jurisdicción civil y criminal de la villa.
Calle del 13 de
Junio.- Esta calle conectaba la rotonda de los pinos con la calle de Toledo
para acceder a la puerta del Carril. El matrimonio condal, Carlos y Fernanda,
Fernanda y Carlos eran muy devotos de San Antonio de Padua, el 13 de Junio es
el día del santo. A uno de sus hijos que fue el Marques de Ceballos-Carvajal lo
llamaron así también a la fabrica de harinas que construyeron y fomentaron el
culto al santo en la parroquia.
Calle de Carlos V.-
Junto a la Cale Toledo y la Calle del Castillo es la entrada principal de
carruajes al castillo. Está basada en la tradición que comenta que el Emperador
visito el castillo a la muerte de su esposa Isabel de Portugal.
Plaza de San
Fernando.- En el punto central de la parcela se ubica esta plaza y en ella
confluyen de forma radial las calles que articulan el interior de la finca.
Calle Cuatro
Torres.- Va desde la rotonda de los pinos a la plaza de San Fernando , hace
alusión a la baronia que tenía el conde al ser IV Baron de las Cuatro Torres
Calle del Conde de Asalto.- Continua a la siguiente calle desembocando en la calle de Carlos V, hace alusión a su esposa que era Maria Fernanda García-Alesson y pardo de Rivadeneyra que era la VI Condesa de Asalto.
Calle del Conde de Asalto.- Continua a la siguiente calle desembocando en la calle de Carlos V, hace alusión a su esposa que era Maria Fernanda García-Alesson y pardo de Rivadeneyra que era la VI Condesa de Asalto.
Calle de Felipe el
Hermoso.- Calle que va desde la Calle de las artes hasta la Plaza de San
Fernando se denomina así en recuerdo de la visita que hizo este personaje al castillo en 1502.
Calle de la reina
Juana.- Llamada así por el mismo motivo que la anterior, comunica el castillo
con la plaza de San Fernando.
Calle de los Pozos.-
Calle radial también que ocupaba el cauce de una vaguada natural por donde
discurrían las aguas de lluvia, en donde existían y aún existen varios pozos.
Calle de Alfonso VI.- Es una pequeña calle que va desde la
plaza de San Fernando al picadero. Relacionando este la leyenda de la mora , ya que según esta fue
el enamorado de la princesa musulmana.
Calle del Picadero.-
Comunica el picadero con la Calle 13 de Junio.
LA OCUPACIÓN DE LO ESPACIOS.-
La primera
construcción del conde en el castillo
además de la propia restauración, fue una pequeña vivienda intramuros entre la puerta del puente levadizo y el cubillo
de poniente, que sirvió de vivienda del
guardés. En la zona próxima a la antigua calle de Ayala, en la calle de
la Mora construye las cuadras que servirán de alojamiento para los caballos y
los carruajes. Hemos citado ya, la
presencia de otro edificio denominado convento, donde después se construiría el salón de la catequesis
parroquial.
Al lado de la puerta del Carril,
alejada del castillo se construyen las porquerizas, la casa del guarrero, una
alberca y un plato de baño, para que los
cerdos se pudieran bañar en él. El
carácter agrario está muy presente, pues no se desaprovechan los espacios, ya
que toda la zona suroeste estaba dedicada a la plantación de cereales de
secano, preferentemente de cebada, que
servía de ayuda para abastecer a los graneros del conde. Y que en los años
propicios venía muy bien, como decía el guardes a los muchos picos que había en
el castillo, entre ellos, gallinas , pollos, pavos y pavos reales , que andaban
sueltos, estos últimos, en las inmediaciones del foso.
La zona de las Peñas de la Magdalena sembrada de cebada. A la izquierda junto a la puerta que salía a la ermita una alberca que recogía las aguas del pozo del molino |
Ya hemos referido que en la gran
rotonda se planta una arboleda de pinos
y la zona de las porquerizas posiblemente quedo erial o de iriazo como dicen los agricultores
del lugar. En la zona norte la zona de la vaguada se plantó una
viña, que según las noticias, servía para hacer el vino a los condes. La plantación se efectúa de la forma
tradicional como se venía haciendo n la localidad asociando las cepas a
“estacas” de olivo.
Todo
el jardín del castillo tuvo su mayor esplendor en las primeras décadas del
siglo pasado. La guerra civil de 36 provoco al deterioro de los jardines por el
abandono y la tala de muchos de sus árboles. Después de esta el Marqués de
Campó nieto del conde recuperó parte de
los jardines inmediatos al castillo y plantó nuevos árboles en el entorno del
castillo que son los que hoy prevalecen y un olivar en el resto. Testigos
de lo que fue el parque del castillo aún quedan pequeños grupos de árboles
de diferentes variedades dispersas por la parcela y también han ocupados sus
espacios, algunas plantas invasoras como el ailanto.
FUENTES
Archivo
Histórico Nacional. Sección
Nobleza. Casa Peñalver
Fondo
de Fotografía Antigua del Ayuntamiento de Guadamur
Pedro
A. Alonso Revenga
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