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lunes, 11 de julio de 2016

DETALLES DE LA CONSTRUCCIÓN DEL ÁBSIDE DE LA ERMITA DE NTRA. SRA. DE LA NATIVIDAD. PEQUEÑOS FRAGMENTOS DECORATIVOS DE CERÁMICA HISPANO MUSULMANA.



 El ábside de la ermita de Nuestra Sra. de la Natividad, que posiblemente sea  edificio en uso más antiguo de carácter religioso de Guadamur, conserva su primitiva estructura  construida con lo que los romanos los romanos denominaban OPUS MIXTUM, consistente en la fabricación de cajones de mampostería alternando con verdugadas y machones de ladrillo.
Esta técnica constructiva utilizada ya en época imperial, perdura con los bizantinos,  y  se utiliza quizá más intensamente, por un cierto declive de las construcciones con sillares. De éstos pasa al mundo visigodo y son los árabes los que continuarán con su difusión.


Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, son precisamente los mudéjares toledanos los que expanden este tipo de aparejo a deferentes puntos del territorio:
·         Parte de ellos se desplazan a tierras castellanas, como Segovia, Palencia y León , en buena parte de la inestabilidad en la frontera toledana, surgiendo entonces varios  focos mudéjar en torno a la ciudades  como  Sahagún, Arevalo, Cuellar, etc, en las que las formas románicas se construyen en ladrillo.
Iglesia parroquial de Samboal (Segovia)



Ermita del Cristo de la Vega de Toledo. El  mudéjar toledano más influenciado  por la tradición árabe utiliza con más profusión los arcos de herradura, lobulados y tumidos, cosa más difícil de ver el el mudéjar castellano-leonés que prácticamente solo los arcos de medio punto.

·         Sin embargo, otros mudéjares continúan en el reino toledano.  Son estos posiblemente los constructores de nuestra ermita.
La construcción primitiva estaba compuesta por un ábside semicircular, un corto presbiterio y un arco toral, formas que se mantienen hoy día, si bien el arco total que hasta 1976 era semicircular ahora se ha trasformado en herradura. Para la techumbre del ábside buscaron una original solución constructiva añadiendo a una bóveda de horno de un poco más de cuarto de esfera , un pequeño tramo de bóveda de cañón coincidente en longitud con el presbiterio;  y resolviendo el encuentro con la cúpula  con un enjarje en cola de milano.



En la parte exterior podemos apreciar al detalle el clásico ejemplo de aparejo toledano: una sucesión de cajones de mampostería enripiada, alternando con verdugadas de ladrillo de una sola hilada con una separación aproximada de unos 45 cm. entre ellas. Este tipo de aparejo nos puede dar una datación del siglo XII – XIII.
El encintado está  elaborado con ladrillos colocados a tizón, es decir, con su lado mayor hacia el interior; del tipo “jabonero”, pieza ya en desuso, que se elaboraba con unas medidas de 29x20x5 cm. La mampostería está revocada con argamasa de cal arena con escorias incrustadas que cumplen una función decorativa, a la vez que técnica al dotar de mayor consistencia al revoco  y evitar así su desprendimiento.
Coincidiendo con el eje central encontramos la ventana que da luz al ábside: de aspillera rodeada por dos arcos ciegos, el interior túmido (o de herradura apuntado) y el exterior de herradura, enmarcados por un alfiz.




 Quizá siguiendo una costumbre mudéjar de decorar los paramentos exteriores incorporando elementos cerámicos, como ocurre en la torre de la iglesia de Santo Tomé y sobre todo en el mudéjar aragonés, al alarife que estaba revocando el ábside de la ermita de la Natividad se le ocurrió incrustar sustituyendo a las escorias que iba utilizando, unos fragmentos de cerámica esmaltada en verde, lo que nos ha facilitado otro elemento más para la posible  datación del ábside.

Es sabido que debido a la desmembración del califato de Córdoba muchos de sus artesanos y alarifes se expanden por los diferentes reinos de Taifas, entre ellos Toledo. Numerosas fuentes corroboran la presencia de artesanos alfareros andalusís en la Taifa de Toledo, que introducen  formas y decoraciones  comunes en Andalucía.
Según   Aguado Villaba trabajaban en Toledo alfareros mudéjares entre ellos  Aben Taurín, Amin de los Alfareros (1135), Yahya (1173), Pedro Aseyalo (1175), Juan be Farach ben Sidani(1182).



Los fragmentos de cerámica adosados en la ermita corresponden a un plato o ataifor hispano-musulmán decorado con esmalte verde o alheñado, conseguido con oxido de cobre, que da un verde muy intenso.





                 Se llamaba alheña a dos clase de tinte , el que nos intresa, producía en la ropa un color verde intenso ya que el tinte se conseguía del aligustre  (ligustrum vulgare) , tinte procedente de la trituración  de estas   hoja secadas al aire libre.
                Este verde de estas cerámicas era muy parecido al conseguido con estos tintes vegetales en la ropa, por eso  dicha denominación.

                El fragmento mayor de cerámica presenta una decoración de dos círculos concéntricos de torno  rehundidos levemente, en donde se concentró el esmalte y tienen  un verde más oscuro.
Fragmento de ataifor  de cerámica hispano-musulmana de Toledo, adosado en el abside de la ermita de Guadamur




La Torre de la iglesia de Santo Tomé en su cara oculta que esta adosada a la nave de la iglesia, presenta también  incrustaciones cerámicas en el revoco, según la información que me facilitó el arqueólogo  Juan Manuel Rojas


En esta misma torre las columnitas adosadas que sustentan lo arcos lobulados, son medias columnas de cerámica vidriadas alternando en vedrio amarillo melado y el verde o alheñado igual que las cerámicas adosadas en la ermita de Guadamur.






                Sin lugar a dudas esta  cerámica, al igual que las escorias,  se incrustó primitivamente en el primer revoco del edificio. La argamasa que las sustenta es muy dura, ya que la cal que forma esta argamasa, con el paso de los siglos y al perder el agua que la  formó tiende a coger la misma dureza que la piedra caliza o del mármol de donde procede la cal.

Pedro Antonio Alonso Revenga
Ruth Gelado  Diaz
Ruth Martín Villanueva




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