El ábside de la ermita de Nuestra Sra. de la
Natividad, que posiblemente sea edificio en uso más antiguo de carácter religioso de
Guadamur, conserva su primitiva estructura construida con lo que los romanos los romanos denominaban OPUS
MIXTUM, consistente en la fabricación de cajones de mampostería alternando con
verdugadas y machones de ladrillo.
Esta técnica
constructiva utilizada ya en época imperial, perdura con los bizantinos, y se utiliza quizá
más intensamente, por un cierto declive de las construcciones con sillares. De
éstos pasa al mundo visigodo y son los árabes los que continuarán con su
difusión.
Tras la
conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, son precisamente los mudéjares
toledanos los que expanden este tipo de aparejo a deferentes puntos del
territorio:
·
Parte de ellos se desplazan a tierras
castellanas, como Segovia, Palencia y León , en buena parte de la inestabilidad en la
frontera toledana, surgiendo entonces varios focos mudéjar en torno a la ciudades como Sahagún, Arevalo, Cuellar, etc, en las que las formas románicas se construyen en ladrillo.
Iglesia parroquial de Samboal (Segovia)
·
Sin embargo, otros mudéjares continúan en el
reino toledano. Son estos posiblemente
los constructores de nuestra ermita.
La construcción
primitiva estaba compuesta por un ábside semicircular, un corto presbiterio y
un arco toral, formas que se mantienen hoy día, si bien el arco total que hasta
1976 era semicircular ahora se ha trasformado en herradura. Para la techumbre
del ábside buscaron una original solución constructiva añadiendo a una bóveda de
horno de un poco más de cuarto de esfera , un pequeño tramo de bóveda de cañón
coincidente en longitud con el presbiterio; y resolviendo el encuentro con la cúpula con un enjarje en cola de milano.
En la parte
exterior podemos apreciar al detalle el clásico ejemplo de aparejo toledano: una
sucesión de cajones de mampostería enripiada, alternando con verdugadas de
ladrillo de una sola hilada con una separación aproximada de unos 45 cm. entre
ellas. Este tipo de aparejo nos puede dar una datación del siglo XII – XIII.
El encintado
está elaborado con ladrillos colocados a
tizón, es decir, con su lado mayor hacia el interior; del tipo “jabonero”,
pieza ya en desuso, que se elaboraba con unas medidas de 29x20x5 cm. La mampostería
está revocada con argamasa de cal arena con escorias incrustadas que cumplen
una función decorativa, a la vez que técnica al dotar de mayor consistencia al
revoco y evitar así su desprendimiento.
Coincidiendo
con el eje central encontramos la ventana que da luz al ábside: de aspillera
rodeada por dos arcos ciegos, el interior túmido (o de herradura apuntado) y el
exterior de herradura, enmarcados por un alfiz.
Quizá siguiendo una costumbre mudéjar de
decorar los paramentos exteriores incorporando elementos cerámicos, como ocurre
en la torre de la iglesia de Santo Tomé y sobre todo en el mudéjar aragonés, al
alarife que estaba revocando el ábside de la ermita de la Natividad se le
ocurrió incrustar sustituyendo a las escorias que iba utilizando, unos
fragmentos de cerámica esmaltada en verde, lo que nos ha facilitado otro
elemento más para la posible datación
del ábside.
Es sabido que
debido a la desmembración del califato de Córdoba muchos de sus artesanos y
alarifes se expanden por los diferentes reinos de Taifas, entre ellos Toledo.
Numerosas fuentes corroboran la presencia de artesanos alfareros andalusís en
la Taifa de Toledo, que introducen
formas y decoraciones comunes en
Andalucía.
Según Aguado Villaba trabajaban en Toledo alfareros
mudéjares entre ellos Aben Taurín, Amin
de los Alfareros (1135), Yahya (1173), Pedro Aseyalo (1175), Juan be Farach ben
Sidani(1182).
Los fragmentos
de cerámica adosados en la ermita corresponden a un plato o ataifor hispano-musulmán
decorado con esmalte verde o alheñado, conseguido con oxido de cobre, que da un
verde muy intenso.
Se llamaba alheña a dos clase de tinte , el que
nos intresa, producía en la ropa un color verde intenso ya que el tinte se
conseguía del aligustre (ligustrum
vulgare) , tinte procedente de la trituración
de estas hoja secadas al aire libre.
Este
verde de estas cerámicas era muy parecido al conseguido con estos tintes vegetales
en la ropa, por eso dicha denominación.
El
fragmento mayor de cerámica presenta una decoración de dos círculos
concéntricos de torno rehundidos levemente,
en donde se concentró el esmalte y tienen un verde más oscuro.
Fragmento de ataifor de cerámica hispano-musulmana de Toledo, adosado en el abside de la ermita de Guadamur |
Sin
lugar a dudas esta cerámica, al igual
que las escorias, se incrustó
primitivamente en el primer revoco del edificio. La argamasa que las sustenta
es muy dura, ya que la cal que forma esta argamasa, con el paso de los siglos y
al perder el agua que la formó tiende a
coger la misma dureza que la piedra caliza o del mármol de donde procede la
cal.
Pedro Antonio Alonso Revenga
Ruth Gelado Diaz
Ruth Martín Villanueva
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