Una de las leyendas mas modernas leyendas de Toledo capital es esta de la Casa del Diamantista , edificio singular ubicado en las inmediaciones del río Tajo, cuyas aguas discurren a sus pies.En esta entrada intentamos desvelar lo fantástico y lo real de esta narración y las posibles causas que la originaron.
Leyenda de La Casa del Diamantista
Pocos eran los joyeros de España, que podían hacer una corona de oro y piedras preciosas, uno de ellos era Don José Navarro habitante de la misteriosa casa del Barco de Pasaje conocida hoy por la Casa del Diamantista .
La Reina Maria Cristina esposa viuda de Fernando VII, puso sus ojos el él para que hiciera una corona digna de la futura reina, su pequeña hija Isabel. Tan importante compromiso en un primer momento lo declinó el diamantista Navarro , pero fue tanta la insistencia de la reina regente, incluso presentándose en su casa, que al final , Navarro aceptó encargo.
Ese mismo día se retiró a su estudio para dibujar la corona que habría de hacer, pasaron días y noches y el tan deseado boceto no estaba es su cuaderno y gran cantidad de borradores descartados en la papelera. Hasta que un día viendo que el tiempo le apremiaba, decidió no levantarse de la mesa de su estudio, hasta que no tuviera el boceto. Hasta altas horas de la noche lo estuvo intentando, pero el sueño pudo más que su voluntad de terminar un boceto digno de una reina, quedándose dormido sobre la mesa. Al despertar la mañana siguiente quedó asombroso por el magnífico diseño que aparecía en su cuaderno. Calculando los componentes de la corona, pensó que tendría que empeñar toda su hacienda para decorar con diamantes, zafiros y esmeraldas aquel bello boceto, pero la ocasión lo requería.
Mandó emisarios por toda España para comprar las gemas que necesitaba pero los emisarios no llegaban y el que lo hacía venía con las manos vacías. Pocos día quedaban para entregarlas y su angustia por no poder terminarla era grandísima.
Le quedaban pocos días ya y aunque se quedaba trabajando hasta altas horas de la noche, la corona no progresaba y las piedras preciosas para terminarla no llegaban. Rendido por el trabajo, nuevamente quedó dormido en la mesa. Al amanecer, nuevamente otra gran sorpresa, sobre la mesa encontró una buena cantidad de bellas piedras preciosas magníficamente talladas listas para engarzar.
Las habría traído algún encargado, pensó. Pero tras varias indagaciones, nadie había traído nada. Extrañado, por una nueva fortuna, esa misma noche decidió hacerse el dormido en mesa de trabajo. A eso de la media noche le sobresaltó el ruido de la puerta, pero decidió seguir haciéndose el dormido. Vio entrar en la habitación unos pequeños seres de forma humana vestidos con trajes multicolores, que con rápidos movimientos y cada uno en su función, terminaron en unas horas la bella corona . De la misma forma que llegaron se salieron de la habitación. Navarro asomándose por la ventana observó como en veloz cartera y en notable formación desaparecían dentro de las aguas del río Tajo. Ese mismo día Navarro viajó a Madrid y entregó la corona para que al día siguiente fuera utilizada en el acto de coronación de la joven Isabel II.
Básicamente esta es una de las leyendas más modernas conocidas de la ciudad de Toledo, que como todas tiene unas bases reales y otras menos, que es donde ha intervenido la fantasía popular o una mano culta.
Una serie de factores fantásticos, maravillosos, y noticias importantes favorecieron la moderna creación de esta leyenda.
El propio entorno de la leyenda, el Barco de Pasaje y la gran casona construida casi sobre las aguas del rio Tajo , ya da el marco mágico de misterio adecuado .
El oro y las piedras preciosas, desde la más remota antigüedad han estado presentes en multitud de leyendas manifestados en esta leyenda en una corona real para Isabel IIy las coronas de Guarrazar que restaura el protagonista. En este caso la corona que José Navarro efectúa a la reina en 1852 y la intervención de José Navarro en la recuperación y restauración de parte del tesoro de Guarrazar encontrado en 1858 en las Huertas de Guarrazar en Guadamur fue una parte del caldo de cultivo para que surgiese la leyenda.
La intervención de personajes reales, mitificados desde tiempos inmemoriales, fue otro acicate más para que una pluma culta escribiera o contara la leyenda que su trasmisión ha ido enriqueciendo en unos casos y en otros simplificando.
JOSE NAVARRO , DIAMANTISTA Y JOYERO REAL .
Se sabe que José Navarro nace cuatro día después de la Tamborrada de San Sebastián, en aquella capital vasca en 1808. En Madrid unos años antes de mediados de siglo se le conoce como importante joyero y diamantista con taller y tienda en la antigua Galería comercial de San Felipe de Neri, cerca de la Puerta del Sol. Trabajando además como joyero real para La reina Isabel II ya casada. Los aderezos, diademas y una espada de rubíes, zafiros y esmeraldas que la reina había regalado al rey salen de su taller, por eso la propia reina Isabel II le encarga una corona poco después. Esto decía Navarro sobre el asunto:
……..vinieron a buscarme (1850) en mi retiro para que me encargara de la construcción de la corona real, objeto que no se había hecho en España desde hacía cuatro siglos.
Según sigue diciendo Navarro, se había retirado ya y vivía a las afueras de Madrid y por el encargo tuvo que volver al oficio.
Entregó la corona al Patrimonio Real el 1 de Febrero de 1852 la víspera del atentado del Cura Merino. Intento de regicidio, en el que las coronas están también presentes y también su finalidad votiva como las de Guarrazar.
Al día siguiente de recibir la corona , la reina Isabel II, ricamente vestida con manto vestido y con bellos aderezos y joyas, se disponía a salir del Palacio Real para ir a la misa de parida a la basílica de Santa María de Atocha, cuando el cura Martín Merino Gómez , con el pretexto de entregar a la reina un memorándum, se acercó a ella lanzándola dos puñaladas que no fueron certeras ya que la reina tuvo suerte, pues primero el manto y posteriormente las ballenas del corsé pararon el golpe del cuchillo e Isabel sólo tuvo una pequeña herida .
La reina siguiendo quizás la misma costumbre votiva que sus antecesores visigodos, tales como: Wamba, Recesvinto y Suintila, entre otros, en señal de agradecimiento regaló una corona a Santa María de Atocha. La corona se adornó con las joyas que llevaba ese día del atentado, corona de brillantes y topacios de Brasil, con su sobrecorona de plata sobredorada con ráfagas de brillantes y rosas de esfera; un rostrillo de brillantes y topacios. Esta vez la hace su otro joyero real Narciso Soria el creador de las joyas que llevaba el día del atentado.
Así pues Navarro efectúa una corona a la reina Isabe II, pero no para su coronación, que de paso sea dicho no fue tal si no una proclamación en 1843. La corona de Navarro se fabrica en 1852 nueve años después de alzarse en el trono dicha reina.
La corona la confecciona Navarro, no en Toledo, pues según nos dice habilitó un pequeño estudio en la residencia en la que vivía, ya retirado del oficio a las fueras de Madrid.
Lo cierto es que José Navarro pudo utilizar su estudio de la casa toledana del Barco de Pasaje para restaurar las otras coronas más famosas y mucho más antiguas, las Coronas de Guarrazar, que adquirió por mediación del francés Adolfo Herouart Chivot. Ahí se mezclan las coronas reales visigodas con la corona de Isabel II y por tradición oral y quizás también por la fantasía de algún escritor toledano, surge la moderna leyenda de la Casa del Diamantista..
No sabemos los lazos, si los había, que le unían al vasco con Toledo y que le llevó a venirse vivir a Toledo dejando su residencia de las afueras de Madrid. ¿Era su esposa de Toleddo, simplemente le gustaba la ciudad?
LA MISA DE PARIDA – Siguiendo antiguas tradiciones algunas de ellas de origen judío la reina ese día 2 de febrero iba a cumplir dos ritos al templo de Atocha, uno la Purificación y otro el de la Presentación.
Las sociedades primitivas tenían la creencia que la mujer que había parido estaba impura y por eso no podía estar en contacto con personas y lugares, sobre todo sagrados por el miedo a que lo contaminase con su impureza. Por este motivo se establecía una cuarentena para ella, durante la cual esta impureza se curaba.
Por otra parte, según la costumbre judía, todos los hijos primogénitos tenían que ser presentados al templo de Jerusalén en señal de su futuro ofrecimiento de servicios al templo, obligación que se podía cumplir pagando un rescate económico Por este motivo la Virgen María ofreció a Jesús así como hizo el ritual de purificación con agua antes de entrar en el templo.
Esta costumbre pasó al ritual católico en lo que es hoy día la fiesta de la Purificación de María que está asociado a su vez a otro antiguo rito , el de las candelas. Así pues este 2 febrero se conoce como la fiesta de la Purificación, fiesta de la Candelaria y algo menos fiesta de la Presentación.
LA CASA DEL DIAMANTISTA .
Según
D. Julio Porres en su publicación Historia de las calles de Toledo.
De las dieciséis casas que se reseñan en el sector,
todas de la feligresía de San Lorenzo, hallamos una que debe ser la del
Diamantista: frente a la mísera renta que producían las demás, ésta se
alquilaba en mil reales nada menos. Pertenecía al Nuncio nuevo y se le llama
“Casa Tinte del Varco”. Tenía pues, un destino industrial, lo que explica su
elevado alquiler.
Posiblemente a mediados del siglo XIX ya no tenía
esos usos industriales, cuando puso su ojos en ella el notario D. Silvestre
Moreno Miguel , seguía perteneciendo al Hospital de Dementes o Nuncio Nuevo,
como propiedad de beneficencia. Por la leyes desamortizadoras de D. Pascual
Madoz sobre la desamortización de los
bienes rústicos y urbanos de beneficencia,
salió a subasta el 8 de febrero de 1859 rematándola dicho notario por la
cantidad de 7080 reales a pagar en diez plazos . Meses más tarde Don José
Navarro, vecino de Madrid , el 11 de noviembre
de ese mismo año de 1859 se la compra a Don Silvestre abonándole el
primer plazo de la subasta y comprometiéndose a pagar a la hacienda pública los
otros nueve restantes plazos.
A esta casa,
en las escrituras de compraventa se la ubica en el Barrio de los Tintes
teniendo como linderos: por el mediodía el río Tajo , al norte y oriente los
rodanderos de San Lucas y al poniente la plazuela del Barco de Pasaje.
Es de
suponer que a partir de su compra, por el diamantista la restaura y amplia como
vivienda definitiva, posiblemente con el dinero que trajo de la venta de las
coronas d Guarrazar de Francia.
Poco la pudo
disfrutar Don José Navarro, pues moría en Toledo tres años después.
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