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viernes, 29 de enero de 2010

HIGINO LORENTE , FORJADOR DE ARMADURAS

Higinio Lorente Sánchez, nace en Guadamur en 1898 y muere el 29 de enero de 1991, hace ya veinte años a la edad de 91. De muy joven entra de aprendiz en el taller de armaduras de Severiano Cosentino, como también hizo Segundo Martín y otros. Con Cosentino aprende el oficio de forjar armaduras medievales. Su maestro calderero de origen, del cual hablaremos en el futuro, aprendió la forja de arneses, petos,corderas,etc restaurando armaduras, bajo la dirección del Conde de Asalto para adornar el castillo, que por aquellos años, estaba adornando el propio conde Don Carlos Morenés y Tord.

Una vez aprendido el oficio, en 1925, se independiza poniendo su propio taller, en el cual trabajó diariamente durante más de sesenta años, hasta que le fallaron las fuerzas. En su taller de la Calle del Santisimo Cristo de la Piedad, recibió numerosas visitas de periodistas, que venían a conocer al último artesano de armaduras, entre otros le entrevistaron Jaime Peñafiel, Tico Medina y Moreno Nieto. El merito de sus obras, consistía que las elaboraba con la misma técnica y maestria que los forjadores medievales, aquellos artesanos, italianos, alemanes y también españoles que forjaban las armaduras de reyes.

Las obras de Higinio están repartidas por España, Francia, Italia, Alemania, etc. adornando palacios y castillos, incluso algunas de ellas, están expuestas en museos pasando por armaduras originales del siglo XVI.
La labor para la fabricación de una armadura, explicaba a los periodistas, tiene que ser tenaz y constante a base del calor de la hornacha, martillo y yunque. La mejor chapa, es aquella que está vieja, tiene cuarenta o más años , seguia diciendo. Antiguamente yo la compraba en el Rastro porque, la que allí vendían, era de hierro y acero, que da mejores resultados y es más resistente que la que ahora compro en el almacén que es sólo de hierro. Una armadura que puede tener entre 250 y 400 piezas, tarda en terminarse seis meses, trabajando doce horas diarias y pesa cerca de treinta kilos.


Durante la segunda mitad del pasado siglo fue el único artesano de armaduras, ya que su compañero Segundo Martín, también de Guadamur dejó el oficio. Las armaduras que se siguen viendo en las tiendas de Toledo, en comparación con las de este maestro son una simple y mala imitación, ya que la chapa con que está hechas, está más próxima a las latas de sardinas que al hierro duro y pesado domado a base de golpes de martillo en caliente y cuantiosas horas de tenaz lima.
Desde esta líneas nuestro modesto reconocimiento a una labor artesana, quizás perdida para siempre, y que tuvo su última manifestación entre las tápias de nuestra humilde localidad.






1 comentario:

  1. Me encanta la forja artistica, tengo el título de tecnico en forja artesanal y me gustaria saber si el taller de este artesano continua abierto y funcionando para poder visitarlo.

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